HAMBRE NOCTURNA
Suelo levantarme de madrugada para ir
al baño. Y de paso suelo aprovechar para hacer una visita a mí
“amiga” la nevera. Me encanta el dulce, soy muy goloso, y no
puedo evitar la tentación de hacer una incursión a la cocina. No sé
por qué, pero cualquier cosa que te tomas en esas horas nocturnas,
estando medio dormido, sabe como mínimo tres veces mejor que en
cualquier otro momento. Anoche lo volví a hacer. Tras hacer mi
tradicional visita al cuarto de baño, me dirigí de “caza” a la
cocina. Después de comerme un plátano, una “copa” de chocolate
con nata y un zumito de naranja, y estando en un estado casi
orgásmico, pongo dirección a mi habitación. Al recorrer el pasillo, observo de reojo que mi abuela está sentada en la mecedora del
salón. No me extraña en absoluto, padece de insomnio. Cuando no
puede dormirse se va a la cocina a calentarse un vaso de leche con
miel, para posteriormente encaminarse a su mecedora, donde mientras
toma su vaso de leche, escucha la radio con auriculares hasta
quedarse completamente dormida. Una vez llego a mi habitación me
acuesto y me tapo con mi funda nórdica, alcanzando por segunda vez
otra especie de orgasmo cerrando los ojos y realizando una leve
sonrisa. Pero un pensamiento acribilla a velocidad supersónica mi
cabeza. Abro los ojos aterrorizado y el corazón se me dispara. Mi
abuela murió hace ocho meses…
No hay comentarios:
Publicar un comentario