4- Todos los que acudieron aquella noche a
la central, volvieron, pero sus cuerpos estaban teñidos de un color
anaranjado oscuro, aunque ellos, al menos en un primer momento,
sentían encontrarse bien, “tan sólo” les picaban los ojos.
Contaban que pudieron sentir una especie de lluvia que caía sobre
ellos, pero que no mojaba, y también hablaron sobre una enorme luz
infernal que se divisaba en la central. Pero no pudieron dar mucha
más información información, ya que unos militares les habían
cortado el paso en un control situado un poco antes de la entrada
principal. Nunca había pasado algo así. La central había sido
inaugurada hacía veinte años, y pese a que muchas publicaciones,
fundamentalmente aquellas contrarias al régimen, advertían sobre la
peligrosidad del complejo nuclear, en la ciudad reinaba una seguridad
sobre el mismo, enorme. Nadie se había planteado que pudiera pasar
algo así, pero lo cierto es, que había pasado.
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